viernes, 25 de septiembre de 2009

Brasil: polémica por la permanencia de Zelaya en la Embajada

Se cuestiona la legalidad de la situación en la Embajada en Honduras. Recibir a alguien sin otorgarle asilo significaría una injerencia en asuntos internos. La oposición cuestiona el rol de Lula en el ingreso del Presidente depuesto.

La presencia de Manuel Zelaya en la Embajada brasileña en Tegucigalpa abrió un debate entre juristas sobre el otorgamiento de asilo político y desató críticas de la oposición al gobierno del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva por su actuación en el caso.




"Recibir no legalmente a alguien sin darle asilo político significa una injerencia en asuntos hondureños, algo contrario a nuestra doctrina de no intervención y de autodeterminación de los pueblos", admitió el historiador y cientista político Joaquim Racy.


En el mismo sentido, aceptó que se se trata de "un caso inédito, puesto que un Presidente generalmente entra a una Embajada para salir de su patria, no para quedarse".

Para otro analista, el ex magistrado de la Corte de La Haya y Canciller de Fernando Collor de Mello, Francisco Rezek, "el hecho que Zelaya use la sede diplomática para hacer proselitismo "violaría un principio inherente al asilo político".

A juicio de la especialista en Derecho Internacional, Claudia Perrone Moisés, la administración Lula está enviando un mensaje "dudoso", porque "aunque diga que no le concedió asilo, en la práctica está otorgado".

"Estamos pasando a ser una especie de gendarme de la región. Hemos asumido el rol que nos encomendó el Jefe de la Casa Blanca, Barack Obama: hacer lo que ellos hacían antes y cuidar los intereses latinoamericanos", graficó un erudito en relaciones internacionales que prefirió el anonimato.

Aunque los partidos brasileños se "atrincheraron" en defensa de la soberanía nacional, asoman algunos cuestionamientos al papel desempeñado por el Ejecutivo.

El Senador demócrata José Agripino Maia, por ejemplo, lamentó que Brasil se haya inmiscuido en "una confusión innecesaria" y hasta se preguntó si Lula "aceptó entrar en este juego para quedar bien con el líder venezolano Hugo Chávez".

Por su parte, el Partido Popular Socialista pidió que se aclare cómo el depuesto dignatario centroamericano llegó hasta la Embajada y en calidad de qué permanece allí: "Como no hay asilo, parece una acción clandestina y una clara injerencia".

La defensa del oficialismo la asumió el cuestionado titular del Senado, José Sarney: "Zelaya encarna un símbolo de la resistencia para evitar la vuelta de los tiempos en que los mandatarios eran derrocados".

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